martes, 3 de enero de 2012

tempus fugit

Vi a griegos discutiendo sobre la belleza en la polis sin perder la lógica en ningún momento, vi a romanos luchar contra cartagineses para robar territorios, vi a pueblos unidos. Vi Afrodita en una conferencia sobre la belleza, la virtud y la verdad, la vi asustada cuando leía el "tempus fugit" de Horacio y la vi aterrorizada cuando viajó al futuro consumista sin valores.
Vi a Eva reprimida por haberse comido la fruta prohibida, a Dante escribir la "Divina Comedia" entre lágrimas, vi a Petratra soñando con su donna angelicata y a Botticelli captando la belleza de los clásicos en su pincel. Vi el sufrimiento de Paris cuando debía elegir la mujer más bella, vi la música de Verdi sonando por las calles bajo la luna, a Van Gogh depresivo y sin oreja y, una vez muerto, vi a su hermano llevándolo a la historia. Vi a Madamme Bovary imaginando la vida perfecta, a Becquer haciendo rimas y leyendas, a Neruda inspirado en la canción más esperada que se acabó desesperando. Vi a Calderón preguntándose qué es la vida sin esperar respuesta... Vi a Moliére vestido de amarillo encima del escenario repleto de alegría. Vi a Garibaldi oleando la bandera de Italia entre los monumentos renacentistas de siglos anteriores, vi una revolución francesa luchando por la igualdad, vi el gusto de los reyes absolutistas por el arte e incluso vi sinceridad en los ojos de algún político.
Vi todo esto porque detrás de cada acción se escondían maravillas, se escondían intelectos, se escondían ilusiones, se escondía el arte, el valor de la vida.
Hoy en día ya no veo nada.




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